atardecer en el Waraira Repano

atardecer en el Waraira Repano
atardecer en el Waraira Repano, Julio 2010

miércoles, 11 de enero de 2012


El intelectual bolivariano del Siglo XXI: un aporte para fundar una episteme emancipadora desde la Democracia Participativa y Protagónica.[1]
Antr. Benjamín Martínez


  1. La Epistemología Plural como condición de una Epistemología Emancipadora.

Hablar de conocimiento es  entender las potencialidades de cada uno de los seres humanos en la construcción colectiva de la Cultura. El conocimiento, así entendido, surge entonces como un diálogo con la realidad, con el entorno sociocultural y ambiental de los sujetos. Tal diálogo se percibe, siguiendo a Platón, pero también a Hegel, como una dialéctica, una síntesis que deviene en antítesis y que consecuentemente genera una conclusión, no concluyente por el propio cauce histórico que elaboran los propio sujetos y sin el cual, no pudiese existir la Cultura. La Cultura como mediación, siguiendo a Geertz y quizás toda la tradición de la Escuela de Chicago, es el paradigma bajo el cual hemos podido suscribir la tesis cualitativa de que todo conocimiento sobre la realidad es válido para entenderla, incluso, y he aquí lo más relevante, mucho más pertinente que las teorizaciones academicistas generadas en salones distante años luz de los sentimientos y emociones de un colectivo, el cual políticamente denominamos Pueblo.

El pueblo posee su propio conocimiento generado desde contextos locales muy específicos y que responde a una realidad inmanente al sujeto histórico: el sentir. Del sentimiento se genera el saber y su inevitable generación colectiva y en tal sentido, Alejandro Moreno denomina a tal conocimiento episteme convivida. Conocimiento, reflexión que nace desde la cotidianidad, porque responde a los condicionantes socio e infraestructurales de la misma realidad.

Siguiendo a Moreno, pero política y culturalmente enmarcados en las realidades de los pueblos con mayor énfasis en el diálogo intercultural hemos venido trabajando el concepto con miras a un paradigma hermenéutico, hemos ido inclinándonos a la Epistemología Plural, conocimiento, reflexión permanente sobre el saber producido con una intención contrahegemónica, por la necesidad de desarrollar una Ciencia desde nuestra Propia Cultura, sin olvidar claro está cualquier posibilidad de diálogo.

Hemos hablado por ejemplo, de plusvalía en términos de la intelectualidad sometida al servicio del mantenimiento del “Orden Mundial” Capitalista. La economía mundial ha modelado desde el Renacimiento la Producción de Conocimiento al servicio de la Producción de Miseria, potenciada luego con mayor énfasis en los diversos procesos colonialistas, todavía hoy en boga por las academias en gran medida anglonorteamericanas a través por ejemplo, de la bioprospección, pero también por el patrocinio a los intelectuales que en gran medida caen en la red de la dinámica global.

Consciente de esta realidad, afortunadamente el pueblo con sus propios intelectuales, necesariamente de izquierda, ha posibilitado frentes contrahegemónicos muy concretos, en especial aquellos que se han involucrado con la causa indígena desde hace más de 35 años, y que han generado a partir de la conciencia sobre el potencial de la cosmovisión ancestral como generadora de saber un discurso propio y profundamente anticolonialista, nos referimos también a intelectuales como Robert Jaulin, Franz Fanon, Guillermo Bonfil Batalla, Miguel Alberto Bartolomé, Nelly Arvelo-Jiménez, Filadelfo Morales Mendez, Heinz Dieterich, Darcy Ribeiro, desde las Ciencias Sociales, sin olvidar a Pablo Neruda, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Andrés Eloy Blanco, entre otros, desde la narrativa, por citar algunos que han sabido cómo generar conciencia y generar frentes contrahegemónicos.

La episteme plural en esencia es un diálogo desde la base con el pueblo, a partir de allí es que podemos hablar realmente de una episteme, de un saber, de un conocimiento verdaderamente liberador, no de otra forma, no aplicando metodologías ininteligibles para  el propio sujeto que hace investigación, como por ejemplo la Investigación Participativa empaquetada desde  Norteamérica y afortunadamente reinterpretada por Fals Borda para la realidad latinoamericana, en especial de Colombia, su país de origen.

Por tal razón hablamos y debemos seguir hablando de epistemología, de saberes para el desarrollo endógeno, por eso debemos seguir el mandato de nuestra Constitución Bolivariana, donde se suscribe la convivencia en términos de plurietnicidad, pero también debemos hablar de ética, de ciudadanía, de conciencia sobre nuestros actos, con excesiva frecuencia etnogenocidas y antiecológicos.

Observemos nuestros actos, hagámonos una autoevaluación permanente de conciencia y veremos cuan distante está nuestro intelecto de una verdadera revolución. Sin amor, sin conciencia, jamás puede existir una episteme plural y por lo tanto, de emancipación y mucho más distante del verdadero desarrollo de nuestra Patria.


  1. Los ocho puntos cardinales para la autodeterminación.

Desde la noción de episteme convivida, pasamos a la de episteme plural y de allí a una episteme emancipadora, estos tres escalones no pueden subirse sin precisamente tener conciencia de sentido: la autodeterminación. Para alcanzarla realmente hemos venido proponiendo ocho horizontes de acción desde la Cultura, que se encuentran estrechamente interrelacionados:




De esta manera podemos ver la Cultura como resultado de la Mediación prístina entre la producción material, en sus diversas modalidades, desde una estética plural generada de la relación con la Naturaleza (Ecología), poniendo en práctica el potencial Cognoscitivo del ser humano, con Conciencia sobre tal producción (Epistemología) y de su pertinencia a partir de las relación entre los seres humanos (Política) es que se deriva el bienestar (salud), conciencia sobre el espacio habitado (Geopolítica), que posibilita la verdadera emancipación, pues respondemos a una ética sobre y desde la convivencia.

Como se puede notar, la producción, no responde aquí a la necesidad creada artificialmente desde la ideología capitalista, del homo economicus, sino más bien al ser humano, desde su propia condición. La exploración creativa, trascendente, de la cultura, sin mediación del capital, sino de ocho complejas dimensiones de la vida en relación con los hombres, mujeres, niños y niñas que conforman la sociedad.

  1. Sin desarrollo endógeno no puede haber socialismo del siglo XXI.

De lo expuesto en los dos puntos anteriores, argumentamos la necesidad de conciencia social, que obviamente es generada desde la cultura, y esto es lo que realmente pudiese posibilitar un desarrollo endógeno, que entendido desde este paradigma, es lo que lograría el socialismo del siglo XXI, enmarcado en el Nuevo Proyecto Histórico, profesado por Heinz Dieterich.

En el socialismo del siglo XXI, hablamos de un nuevo hombre, un hombre constituido por el cauce histórico de todas las luchas por la emancipación del saber, de la responsabilidad del hombre por mantener armónicamente su relación con el medio ambiente, escuchando a los chamanes de nuestros pueblos ancestrales, escuchando la experiencia de los ancianos en las urbes, el grito incesante de clamor de la naturaleza, el grito del hambre en los lugares más remotos del planeta.

Todos los hombres son intelectuales, como diría Gramsci, y todos tenemos la posibilidad de cambiar desde un saber venido de la praxis de transformar las injusticias sociales que incluso en una sociedad democrática pareciera que se potencian más: la patria aun parece que no ha parido, como diría nuestro hermano luchador Alí Primera, no ha parido el intelectual que produzca la República que necesitamos para enfrentar el imperio de Mister Danger[2]. El Momento es Ahora. Debemos Luchar desde la Producción de un Saber verdaderamente emancipador. Ese es el reto: un humanismo real.


  1. La Alternativa Bolivariana para América como proceso contrahegemónico  necesario para la humanidad.


Una de los intentos es pensar la unión latinoamericana, desde la interculturalidad, desde la solidaridad con nuestros hermanos del Sur, por eso, “el Norte es el Sur”. Hacia allá estamos andando y debemos seguir mirando, no como hicieron las élites del pasado, copiando modelos educativos de Francia o Inglaterra, ¡No! El proceso histórico venezolano demanda sus propios modelos educativos, el que hemos llamado Educación Bolivariana, que no es más que reformas trascendentes de la Educación Tradicionalmente Opresora, aun no ha nacido y hay que estar consciente de eso, hay esfuerzos, y podemos hablar, por ejemplo, de la Universidad Bolivariana, una combinación desesperada de metodologías para transformar a nuestras comunidades que afortunadamente hemos ido revisando, y determinando que no está en su totalidad permitiendo lo que debería ser un genuino y oportuno “diálogo de saberes”, al punto de que no existe una conciencia real sobre lo que debe ser una episteme convivida, plural y emancipadora.

La solidaridad entre los pueblos hermanos quizás puede dar nuevas luces al proceso educativo bolivariano, ese que ha permitido fortalecer por ejemplo, la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba, y que pronto funcionará en el Estado Bolívar en nuestro país. La Educación Bolivariana, más certeramente robinsoniana[3], es la Educación que se nutre del saber de los pueblos, y debe ser la Bandera, del Movimiento Mundial que estamos promoviendo en cada rincón donde vamos: la transformación total del mundo, cuyo epicentro lo podemos ver en el Congreso Bolivariano de los Pueblos a nivel político, como muchos otros encuentros como el que propicia por estos días, el Movimiento de los No Alineados.

Es desde esta realidad donde hemos venido suscribiendo la necesidad de la reciprocidad energética y sociocultural de la Alternativa Bolivariana para América Latina (ALBA).

El ALBA, surgido desde el diálogo de saberes, como sostuvimos una vez en la Universidad Mayor de San Marcos, Lima[4], es conciencia sobre la desplusvalización intelectual, conciencia sobre la necesidad de la integración, la unificación de las fuerzas contrahegemónicas que trascienden las fronteras políticas del mal llamado subcontinente latinoamericano: es la unión de los que luchan por la autonomía, por el diálogo de saberes, por una episteme y una metodología propia. Esa es la intención, el desarrollo desde nuestra cultura y desde el diálogo intercultural. He allí la trascendencia de encuentros como éste que esperamos seguir desarrollando, en pos de una humanidad unida por su propio bienestar.

Muchas Gracias

Valencia, Septiembre 16/2006





[1] Fragmentos de la Conferencia dictada en el Encuentro Nacional: Epistemología para la Emancipación. Valencia, Estado Carabobo. Venezuela. Sábado, 16 de Septiembre de 2006.


[2] Mister Danger, es el nombre dado por el Presidente Venezolano Hugo Rafael Chávez Frías, al Presidente Imperialista George W. Bush y su política etnogenocida de exterminio mundial.
[3] La Educación Robinsoniana es la que generó el Maestro del Libertador Simón Bolívar, Don Simón Rodríguez, quien suscribió la Educación del Nuevo Republicano desde, entre otras cosas, la conciencia ciudadana, diferente a la Europea.
[4] Martínez, Benjamín 2005. EL ALBA como estrategia globalizada. Entre la descolonización epistémica y la autodeterminación del ethos plural latinoamericano. Conferencia dictada en el Gabinete de la Escuela Académico  Profesional de Arqueología, Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Mayor de San Marcos, Julio 18, 2005. Lima, Perú.

1 comentario:

  1. POR FAVOR ESTOY BUSCANDO MATERIAL TEÓRICO DE LA DIFERENCIA POLÍTICO-FILOSÓFICA ENTRE LIBERTAD Y EMANCIPACIÒN.... cdpaduam@gmail.com GRADEZCO SU AYUDA!

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