atardecer en el Waraira Repano

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atardecer en el Waraira Repano, Julio 2010

viernes, 24 de agosto de 2012

Sobre Paulo Freire...


Paulo Freire y la Revolución Cubana: Reflexiones  para las urgencias de la praxis.

Felipe de J. Pérez Cruz*

                   
El estudio de las relaciones de Paulo Freire (1921-1997)[i] con la Revolución Cubana, trabaja un interesante campo de las investigaciones pedagógicas e históricas, que aún no ha sido suficientemente tratado. Que tiene necesariamente que ver, con la obra del más importante pedagogo latinoamericano de finales del Siglo XX, en el escenario y vínculo dialéctico con una Revolución, cuya hazaña y fortaleza lo nutrió y trascendió.

En el presente artículo solo podré detenerme en bosquejar los contextos de partida, el interesante mosaico de circunstancias internacionales y nacionales que se concitaron, las raigales luchas latinoamericanas y mundiales de la época, y la participación y protagonismo que en ellas tienen el pedagogo brasileño y la Revolución Cubana.  La figura de Paulo Freire ha sido muy estudiada, sin embargo, pienso que el enfoque que propongo, puede aportar a los especialistas y el público en general, un ángulo hasta ahora no suficientemente dibujado.  En lo que se refiere a la historia de la educación y la pedagogía en la Revolución Cubana, el abordaje  del fenómeno educacional revolucionario en su interconexión con el escenario latinoamericano, africano y mundial, resulta una tarea no muy atendida por la literatura social. De muy poco nos serviría un estudio como el presente, si al menos no contribuye a la crítica de nuestra historia y en consecuencia, a desbrozar desde esta, el complejo panorama que vivimos[ii].  

Como la mayoría de las personas de su generación Paulo Freire sintió siempre una profunda simpatía por la Revolución Cubana. A Rosa María Torres le confesaría en 1988: “Yo tengo una pasión especial por Cuba” (Freire, 1996, p 16). Con Cuba estaría además muy ligado por el hecho de que su esposa Elza “su educadora…su amante y profesora de sus hijos” como gustaba referirse, “amaba a Cuba” (Freire: 1997, p 14).

Freire reconoce reiteradamente entre sus fuentes nutricias a José Martí, Héroe Nacional cubano, y uno de los pensadores y pedagogos imprescindibles en la historia de las ideas, la cultura y la educación del Siglo XIX americano. Martí es considerado el autor intelectual de la actual Revolución Cubana. Una vez le preguntaron si él se había inspirado en Martí y dijo que todo el que lee a Martí se queda inspirado y  llega de alguna manera a interiorizarlo (Miguens Lado: 2007).

Desde Martí Freire siguió de cerca el pensamiento de Ernesto Che Guevara y Fidel Castro Ruz. En Pedagogía del Oprimido, cita al Che para insistir en la necesidad de considerar el grado de hegemonía ideológica y psicológica que alcanza la cultura dominante -“el opresor introproyectado en el oprimido”- en las masas. (Freire, 1970). “Che Guevara –afirmará Freire- me tocó y continúa tocándome por una serie de cualidades humanas e intelectuales. Como un hombre que peleó, un hombre que luchó, un hombre que se expuso como yo nunca me expuse. Un hombre que continúa testimoniando un coraje manso, un coraje dignificante. Y como un hombre que también pensó, y puso en el papel de una manera muy convincente y bonita las reflexiones que hizo sobre la práctica” (Claudia Korol, 1993). Freire define a Fidel y al Che con la categoría de “pedagogos de la revolución” (Paulo Freire 1997, p 20).

Paulo Freire y la época del triunfo de la Revolución Cubana

Brasil desde finales de la década del cincuenta del pasado Siglo, fue escenario de un complejo proceso de luchas por la construcción de un país moderno y desarrollado, en el que aparece una fuerte y compleja disputa del poder oligárquico, por sectores burgueses y tecnócratas nacionalistas comprometidos con un proyecto país moderno, y  se destaca el crecimiento de las organizaciones de izquierda, del movimiento obrero y campesino,  y las reivindicaciones populares. En el Nordeste, lugar de miseria extrema, las tensiones sociales eran explosivas. En tal escenario de conflictos sociales y radicalización de reivindicaciones, surge  a la vida política Paulo Freire.

Paulo Freire va a ser parte de una generación de intelectuales y activistas católicos que en los inicios de los años cincuenta — ligados a la Conferencia Nacional de los Bispos de Brasil (CNBB), a los sindicatos y a la plataforma de Acción Católica[iii] — pasaron a asumir posiciones de apoyo a las luchas populares. Hijo de una familia de clase media en Recife; Freire en 1947, empieza a trabajar en el Servicio Social de la Federación de las industrias (SESI), y pronto se destacará por la labor que realiza entre los pobres que no sabían leer ni escribir.

A Freire le llegan las primeras noticias de la Revolución Cubana, cuando trabaja en  Recife con el Movimiento de Cultura Popular[iv]. En 1961 fue nombrado director del Departamento de Extensión Cultural de la Universidad de Recife, y precisamente este es el año de realización de la Campaña Nacional de Alfabetización en Cuba.  Entonces Germano Coelho, presidente del Movimiento  de Cultura Popular, fue invitado a visitar Cuba, y regresó con la  Cartilla cubana de alfabetización, exactamente en el momento en que Freire y sus compañeros hacían una búsqueda de algo que no fuera las tradicionales cartillas para niños, usadas también para adultos[v].

Los educadores brasileños querían alfabetizar como misión política, concientizando a las masas, y para tal fin, la cartilla cubana les fue una revelación. “Encontramos en la Cartilla de Cuba -afirma Josina Thales-, lo que no había en otras cartillas - lo que llamaríamos  "palabras-clave", (más tarde Paulo Freire les dio el nombre de "palabras-generadoras"), alrededor de las cuales se desarrollarían los asuntos que considerábamos importantes para la concientazión-politización de la población”. “Hicimos una investigación profunda, incluso en trabajos de la UNESCO ya desarrollados en distintas poblaciones de A. Latina –continúa la profesora Thales-, y cuando nos llegó en manos  la Cartilla cubana, coincidimos en que era lo que buscábamos”[vi].

De la evaluación de la Cartilla cubana, se enriqueció la práctica de Freire y sus compañeros. Con estas experiencias surge la cartilla “Livro de Leitura de Adultos”, que fue conocido como el abecedario del MCP[vii].

El estudio de la experiencia cubana, permitió a Freire profundizar en la metodología de vínculo entre la enseñanza y la concientización política, pero Freire a diferencia de los métodos que utilizaban cartillas, proponía una enseñanza con base en textos populares, del cancionero regional por ejemplo, y privilegiaba un acercamiento más personalizado aún, a la propia cultura de cada grupo de analfabetos. Esta concepción didáctica sería la  base de su método dialógico  de acción participativa y trabajo  desde  palabras generadoras.

En 1962 Freire tuvo la primera oportunidad de aplicar de manera significativa sus concepciones, cuando enseñó a leer y escribir en tan solo 45 días, a 300 trabajadores de las plantaciones de caña de azúcar. El resultado alcanzado nucleó a su alrededor, a un grupo de entusiastas seguidores, y su método fue validado sobre otros que también se aplicaban en esos momentos.

Freire y la izquierda comunista latinoamericana

Freire nace a la actuación político educacional, en un contexto de incomunicación, tanto en su país, como en el seno del movimiento progresista y revolucionario internacional, entre la militancia de la mayoría de los partidos comunistas de alineación soviética, y la intelectualidad progresista de formación cristiana. El pensamiento “ateísta”[viii], predominante en la izquierda comunista de entonces, las campañas anticomunistas orquestadas por los aparatos propagandísticos imperialistas[ix] y la derecha cristiana[x],  y los sectarismo de una y otra parte, sin dudas dieron su aporte a tal desencuentro.

En Brasil, la Iglesia competía duramente, con las izquierdas y sobre todo con el Partido Comunista Brasileño (PCB), por la influencia junto a las masas populares. Los católicos y cristianos revolucionarios, cuestionaban de hecho la postura predominante, a tenor de la cual solo la intelectualidad del Partido se consideraba “vanguardia del proletariado”, y en tal condición era la única capacitada, para llevar adelante un diálogo revolucionario con las masas trabajadoras.  La competencia, en lugar de la búsqueda de la unidad, creaba no pocas situaciones contradictorias, que lejos de resolver los desencuentros, los enrarecían aún más.  En esta dirección estuvo la aceptación por Paulo Freire de trabajar en Río Grande do Norte, con el Partido Unión Democrática Nacional (UDN).

Después de la alfabetización de los cortadores de caña, el método freireano, fue empleado de inmediato en Paraíba y Rio Grande do Norte, en la coyuntura política de un gobierno estadual de la UDN, que quería contrarrestar la influencia comunista. En esta región los educadores del PCB realizaban la campaña de alfabetización "De pé no chão também se aprende a ler" (aún los descalzos pueden aprender a leer). Cuando Freire acepta dirigir la campaña del gobierno estadual, la decisión, lo colocó como definido adversario del Partido Comunista. El hecho de que el financiamiento para la acción gubernamental procediera de la USAID, levantó contra el pedagogo pernambucano críticas y suspicacias adicionales. Tanto la izquierda marxista como la cristiana, estaban persuadidas de que la misión de la agencia imperialista se dirigía a frenar la intensa actividad de revolucionaria en el Nordeste, y aunque el equipo con el que Freire trabajó -de la Unión Estadual de Estudiantes-, era de izquierda, su opción fue duramente criticada[xi].

Luego de sus experiencias exitosas en el Nordeste, el gobierno brasileño aceptó apoyar y financiar los esfuerzos del profesor pernambucano  y extenderlos por todo el país. No es de de dudar, que para los tecnócratas burgueses, temerosos de una radicalización del movimiento social brasileño, Freire y sus seguidores representaban un mal menor frente al "perigo vermelho (peligro rojo)". Precisamente el golpe de Estado de 1964, interrumpe la extensión de la alfabetización que lideraba Freire. En aquel momento se encontraba en la Secretaría de Educación en Rio de Janeiro, y preparaba grupos para el empleo del método que ya había creado, y al mismo tiempo, también trabajaba con las cartillas en otras provincias, donde no existían coordinadores con capacidad de usar el método dialógico.

El golpe de Estado, patrocinado por los Estados Unidos, que fracturó el curso democrático en Brasil, fue parte de la contraofensiva de ultra derecha del imperialismo, ante el peligro de nuevos procesos revolucionarios inspirados en la Revolución Cubana. Sería el despegue de una dinámica de revolución-contrarrevolución, que pautaría el devenir de los pueblos latinoamericanos y caribeños en la segunda mitad del Siglo XX. La dictadura militar profascista brasileña condujo a Freire junto a cientos de comunistas, cristianos revolucionarios, educadores y hombres progresistas a la cárcel primero, y el exilio después[xii]. 

A pesar de enfrentar un mismo enemigo, las organizaciones revolucionarias brasileñas, continuaron manifestando una notable falta de unidad. Y tanto en la resistencia interna, como en el exilio,  se mantuvieron las disputas ideológicas y políticas entre militantes comunistas y cristianos. En tal clima,  los  méritos de la obra inicial de Freire, no fueron ponderados y acompañados por los marxistas brasileños. Ni querían, ni podían entender los  comunistas brasileños de entonces, el hecho de que aquel intelectual cristiano, hubiera creado un método de alfabetización que facilitaba el diálogo entre la izquierda y los pobres, menos que su método podía utilizarse como instrumento de concientización y articulación, para la lucha por el cambio revolucionario de las personas y sus circunstancias.

Al decir de Carlos Núñez, el planteamiento inicial de Freire adolecía de una explícita formulación de carácter político[xiii]. Los temas de la explotación y del poder político, no quedaron –ni ello se lo había propuesto el autor-, suficientemente
esclarecidos en la  denuncia que bajo el concepto opresión propone Freire en Pedagogía del oprimido, título de 1969[xiv]. Sin embargo, los textos pioneros del educador brasileño, poseían un análisis de clases, que llamaba a trascender el carácter instrumental  pragmático –y pasivo en el fondo-,  predominante en los proyectos de participación popular que por entonces se planteaban. A su vez, la “teoría de la concientización”, proporcionaba un instrumento de análisis, para comprender  el sentido utilitario, reformista y conciliador, de las políticas asistencialistas y desarrollistas defendidas por los sectores burgueses de la región[xv].

La óptica freireana, se dirigirá definitivamente al mundo de las sensibilidades, la psicología, y la vida espiritual de los sujetos, temas entonces subvalorados por la mayoría de los marxistas.  Se trata de que la nueva izquierda cristiana que por entonces  surgía, otorgaba a la subjetividad humana, a la fe -al amor-, una dimensión política, que la tradición marxista realmente existente, subvaloraba.

A un cristiano –a un creyente-, el marxismo oficial de matriz soviética, le adjudicaban por decretó la definición de idealista y subjetivista, y desde tal filosofismo, se le menospreciaba como sujeto revolucionario.  En esta dirección Frei Betto –activo participante en la izquierda católica desde los años sesenta-, recuerda como desde su primera obra importante “Educación como práctica de la libertad”[xvi], Freire mereció de parte de intelectuales del Partido Comunista Brasileño la calificación de “idealista hegeliano”[xvii].

Freire por su parte –puede entenderse-, no parece haber tenido ningún acercamiento sustancial con la izquierda comunista brasileña de entonces. Como años después declaró, más que el nivel crítico de los comunistas para con su obra, pesaba el rechazo del  joven profesor a la retórica obrerista y dogmatizante que se enarbolaba. En 1993 al ser publicado en Brasil, su libro "Pedagogía de la Esperanza. Un reencuentro con la Pedagogía del Oprimido", Freire se referirá a las críticas que había recibido de la izquierda marxista: “…las críticas marxistas eran casi todas mecanicistas. La mayoría de ellas, con excepciones, claro, se fundamentaban en una comprensión mecanicista de la historia. Eran críticas marxistas y por lo tanto proclamativas de la concepción dialéctica; pero eran profundamente no dialécticas. Y algunas de ellas eran críticas muy formales”[xviii].

Las apreciaciones negativas sobre la obra del pedagogo brasileño, fueron además sustentadas, con una lectura desfavorable de su práctica profesional y política. Si bien las preferencias ideológicas de Freire, quedaron suficientemente declaradas desde sus primeros textos[xix], y en Pedagogía del Oprimido[xx] levanta como modelos humanos y arquetipos revolucionarios a Camilo Torres y Che Guevara; la vida del pedagogo en el exilio de los años finales del sesenta y principios de los setenta, centrada en el trabajo académico, transcurrió por derroteros que para sus críticos, ratificaban el perfil de un intelectual reformista y pro burgués.

No se conocía por entonces los desencuentros de Freire con la derecha chilena, se minimizaba su apoyo y aporte al gobierno de Salvador Allende, y lo que afloraba era la relación de llegada y trabajo con el gobierno demócrata-cristiano de Eduardo Frei. La relación con la USAID y la beca de un año, que cursó en la estadounidense Universidad de Harvard, “confirmaban” su cercanía y coptación por el imperio.  Luego es funcionario en  Ginebra del Departamento de Educación del Consejo Mundial de las Iglesias, organismo que era considerado,  por  los servicios de inteligencia soviéticos y del campo socialista, como una posible fachada de las agencias enemigas de la CIA y la OTAN.

Tal cúmulo de suspicacias,  influyó en  un ostensible desencuentro del pedagogo brasileño, con  buena parte de la izquierda comunista latinoamericana. Frei Betto también testimonia, como dialogó con dirigentes de países socialistas, de la URSS y Cuba, y pudo apreciar un gran prejuicio contra Paulo Freire. Consideraban su método como algo idealista, cristiano[xxi].

Las circunstancias cubanas

La ruptura  de las relaciones con Cuba de la mayoría de los gobiernos del área, como parte de  la política imperialista de bloqueo y agresión que se intensifica en los años sesenta, dio su contribución sustantiva a la inconexión del pensamiento educacional cubano con Freire. La pérdida de contacto efectivo con los movimientos pedagógicos, con las escuelas y universidades, las maestras y maestros caribeños y latinoamericanos,  nos excluyó abruptamente de nuestro escenario histórico de referencia y desarrollo.

La ríspida relación con los comunistas brasileños y el clima sectario de unilateralidad e intolerancia que predominaba en la mayoría de los partidos latinoamericanos alineados con las concepciones soviéticas hizo también su aporte de negatividades. En esta época más allá de sus encuentros con Raúl Ferrer, no se registra otra relación de interés de Freire con la Revolución Cubana.

Rosa María Torres testimonia que a inicios de la década de 1980, cuando llegó a Cuba en visita de estudio, Freire no era un autor apreciado sino más bien duramente criticado por los educadores cubanos y  sus libros no eran conocidos en la isla[xxii]. El autor estudiante de pedagogía y maestro en las décadas del setenta y principios de los ochenta, coincide con los criterios de Frei Betto y Rosa María Torres. Considera que junto a los factores señalados también incidieron  las peculiares circunstancias cubanas.

A nivel cienciológico, la fuerza y novedad que la categoría educación popular, tenía en otros escenarios caribeños y latinoamericanos, no  se  manifestaba de la misma manera en Cuba.  En el país,  era consensual  considerar “popular” toda la educación adoptada por la Revolución, y definida como tal desde los padres fundadores de la escuela cubana a principios del Siglo XIX, en primer lugar por el presbítero Félix Varela (), y definitivamente con la extraordinaria figura de José Martí ()[xxiii]. Esta educación popular fue eminentemente política,  pues estuvo en el centro de los proyectos nacional liberadores de matriz anticolonialista primero, y antimperialista y socialista después. Prácticamente se puede establecer un nudo de continuidad histórica entre los movimientos educacionales de las etapas colonial y neocolonial, que definitivamente se rescatan, redefinen y multiplican en realizaciones, con la obra de la Revolución después de 1959[xxiv].

Por demás, en los años sesenta y setenta en el plano cultural y educacional se desenvuelve una contradictoria situación nacional en el plano cultural y educacional. Se trata de un momento particular sobre el que hay que hacer una reflexión colectiva que solo recién comienza. A saber, a la par de los gigantescos y revolucionarios cambios que masifican y democratizan la educación y la cultura para millones de cubanas y cubanos, se desenvuelve a lo interno del país, una peculiar lucha ideológica y política –tanto en el sector artístico como en el académico-, entre quienes imponían las concepciones fabricadas en la oficialidad partidista soviética, y no pocos compañeros y colectivos que las resistían, sin por ello abandonar los posicionamientos revolucionarios.

La Pedagogía y la escuela cubanas estaban en los años sesenta y setenta en pleno proceso de cambio de paradigmas. La tradición de una escuela nacional humanista, democrática y científica, para asumir definitivamente los rasgos y el contenido popular y socialista, tuvo necesariamente que desembarazarse de los lastres academicistas y profesionalizantes, que predominaban en la directiva del Colegio de Pedagogos, en la Escuela de Pedagogía de la Universidad de La Habana, y en otros espacios académico magisteriales, pero ello  trajo como consecuencia, una ruptura con la tradición científica liberal, que en el caso de la pedagogía cubana, había resistido el conservadurismo de la ideología proyanqui prevaleciente, y realizado un notable trabajo de rescate  de la tradición histórico, filosófica y metodológica  de los padres fundadores de la escuela nacional, y de los avances del pensamiento educativo en el propio período de la república neocolonial.

Una nueva intelectualidad profesoral comenzó a formarse en los planes masivos de formación de maestras y maestros, y en la gran escuela de pedagogía revolucionaria que fue la Campaña Nacional de Alfabetización, y sus campañas progresivas del seguimiento para elevar el nivel de instrucción y cultura de los trabajadores y campesinos[xxv], los planes de becas y las primeras medidas de universalización de la universidad.  El alto nivel teórico metodológico de la pedagogía y la didáctica soviéticas –y de otros países socialistas europeos como la República Democrática Alemana-, y  las inmensas facilidades otorgadas por la URSS para la capacitación y asesoría del personal cubano dentro y fuera del país, fueron determinantes  para la consolidación del paradigma marxista en el más amplio espectro de la escuela y la universidad cubanas, y contribuyó al desarrollo de las pedagogías y las didácticas aplicadas y al fortalecimiento de los aspectos técnico organizativos. Pero a estos aportes, en el clima de intolerancia dogmática que le era consustancial a la oficialidad soviética, que decidía la colaboración con Cuba,  no pudo evitar la importación de males que ya le eran consustanciales al sistema de las Ciencias Sociales y a la Pedagogía en el llamado campo socialista europeo.

La escuela cubana en esos años, fue aherrojada de un exceso de normatividad e institucionalidad, así como de los enfoques que eludían la historia de la educación nacional, y subvaloraban las ideas pedagógicas de la tradición cubana, caribeña y latinoamericana a favor de la teorización mecanicista del marxismo en curso, y de los autores y manuales soviéticos.  El núcleo de pedagogos de vanguardia que el ministro Hart  consolida en los momentos del despegue de la Revolución educacional, fue paulatinamente sustituido por cuadros afines a las concepciones  soviéticas, y por  los nuevos especialistas formados en tal ambiente. El mismo Hart es designado para otras importantes tareas partidistas.  Si hasta la lectura de José Martí sufrió a causa de esta situación, menos aún serian propicias  las circunstancias para una apertura a Paulo Freire.

No pocos pedagogos que inicialmente tuvimos noticias de lo que ocurría en nuestro entorno caribeño y latinoamericano, solo asumimos el movimiento de educación popular y la figura de Freire, en lo que ello significaba para la lucha revolucionaria en el escenario regional, sin proponernos estudiar, conocer y evaluar sus aportes para el desarrollo de nuestro propio proyecto educacional revolucionario. Tal externalismo reduccionista y antidialéctico, predominó –y aún está presente- en un amplio espectro de los funcionarios y especialistas de la educación cubana.

El cúmulo de factores que refiero, explican por qué, durante las dos primeras décadas de la Revolución Cubana, no existieran otros contactos directos con Freire, ni que en momentos en que otros intelectuales fueron invitados a viajar al país, el pedagogo brasileño –como el mismo Freire comentó en alguna ocasión- no lo fuera.  Sin embargo las circunstancias adversas estaban necesariamente dadas a desaparecer a plazo histórico, porque tanto la naturaleza genuinamente revolucionaria y socialista del proceso cubano, como la eticidad y el compromiso revolucionario que emanaba de la teoría y praxis académica de Freire, contenían las mismas esencialidades  humanistas y progresivas. En la maduración del feliz encuentro, la propia actividad revolucionaria haría su parto histórico.

Si bien el extraordinario apoyo que la URSS brindó para la sobrevivencia de la Revolución, y la justa admiración  y respeto que creció en Cuba por la Unión Soviética, tuvo su consecuencia en espacio para que se introdujeran parte de los presupuestos del llamado “socialismo real”, ello no  fue suficiente para minar la tradición de autoctonía, el espíritu soberano y el histórico compromiso internacionalista y latinoamericanista de los revolucionarios de la Mayor de las Antillas. Así en los años de la década del sesenta y setenta la praxis internacionalista y solidaria de la Revolución Cubana, no pudo ser frenada por las visiones geopolíticas que se fabricaban desde Moscú.

En franco desacuerdo con los criterios del Partido soviético y de sus seguidores en el movimiento comunista de la región, Cuba asumió sus deberes para con la lucha antimperialista a nivel latinoamericano y mundial. El apoyo al movimiento guerrillero y a las fuerzas y organizaciones que resistían por la vía armada a las dictaduras militares, la realización del proyecto insurreccional de Ernesto Che Guevara en Bolivia, la Conferencia Tricontinental (1966) y dentro de esta, la creación de la Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina (OSPAAL), y un año después de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS),  fracturaron las relaciones con varios partidos comunistas latinoamericanos que sostenía acríticamente los criterios soviéticos  y acercó a los cubanos a la izquierda marxista que había salido de esos partidos. Y por supuesto  también se establecieron crecientes relaciones de colaboración, con la militancia de la izquierda cristiana, Camilo Torres, los sacerdotes y cristianos por el socialismo del Chile de Salvador Allende, y en este camino llegaron  a Cuba los primeros textos de la Teología de la Liberación, y se conoció y apreció la labor de las comunidades eclesiales de base y por supuesto, del movimiento de los educadores populares[xxvi].

El inédito  encuentro que sostuvo el Comandante Jefe Fidel Castro,  en noviembre de 1971, durante su visita a Chile, con los Cristianos por el Socialismo, marcó la primera vez que un líder marxista en el poder, se encontraba públicamente con la izquierda cristiana, que además se decía socialistas. En la reunión con los líderes y activistas cristianos, Fidel, resolvió el debate existente ya en el seno del movimiento comunista, frente al protagonismo de los cristianos en los combates emancipadores de nuestros pueblos. Entonces el líder de la Revolución Cubana, adelantó la necesidad de la Alianza estratégica entre cristianos y marxistas, con lo que fijó el derrotero de la nueva realidad revolucionaria. Así, desde el propio seno de los movimientos liberadores, se abrió -al decir de Carlos Alberto Torres-, en un nuevo horizonte intelectual para la región, cuya primera característica será el renacimiento del pensamiento marxista, a través de figuras como Ernesto Che Guevara y Fidel Castro[xxvii].

En los escenarios de luchas

En los escenarios de las luchas nacional liberadoras del continente, Paulo Freire necesariamente se acerca más al conocimiento de la identidad humanista y socialista de la Revolución Cubana.  Más allá de lo que creían ver o sospechaban sus críticos, el pedagogo brasileño no se deja ganar por  los mecanismos de seducción y cooptación burgueses. 

El trabajo que continúa en 1970, en el Chile de la Unidad Popular, le permite a Freire constatar el latido de un pueblo en revolución. Allí se le llama a dar su contribución al movimiento de alfabetización y educación política del campesinado[xxviii].  Y de nuevo en 1973, un golpe fascista, organizado por los Estados Unidos, le impide avanzar en la concreción de su labor alfabetizadora.

La labor de Freire en Chile, en momentos en que ese país se convirtió en una obligada  parada de decenas de intelectuales del continente y del mundo, permite al profesor  brasileño un fluido intercambio con los más amplios sectores de la  izquierda y el movimiento progresista latinoamericano y mundial. 

Ya desde mediados de la década del setenta, la filosofía de la educación y el método de alfabetización de Paulo Freire, se fueron convirtiendo por su propia coherencia pedagógica y didáctica, en novedosas herramientas educacionales, que ganan rápidamente una masiva aceptación entre los maestros y activistas,  que se ocupaban de la alfabetización y la educación de adultos en el continente, en las comunidades campesinas, indígenas o suburbanas. Las propuestas freireanas se validan como eficientes  instrumentos no solo de alfabetización y superación cultural, sino de formación y concientización de las masas populares. Precisamente a partir de entonces se comienza a hablar del discurso freireano, como fundacional para el movimiento educacional, cultural y político que se identifica como educación popular.

La reflexión educativa freireana y su propuesta pedagógica,  llegan en el propicio momento, en que los activistas revolucionarios se proponían una manera distinta de trabajar con las masas, desde una perspectiva que –como subraya el mexicano Carlos Núñez- no era de derrota, sino que situaba al ser humano en el centro del proceso pedagógico[xxix]. Se trata de que coincide con la derrota en Bolivia, Brasil y otros países suramericanos, de la mayoría de las organizaciones y movimientos armados, en medio de cruentos enfrentamientos con el poder oligárquico e imperialista, y la resistencia a la ofensiva contrarrevolucionaria que coordina la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, con planes terroristas transnacionales  como el denominado Cóndor. Y todo ello imponen junto con un reflujo general de las luchas guerrilleras, la búsqueda de nuevas formas y escenarios para dar continuidad y no renunciar, al enfrentamiento anticapitalista y antimperialista.

Freire amplia sus relaciones y prédica en América Latina, sus textos se publican en casi todos los países de la región y llega a ser uno de los intelectuales a los que más se le dedican entrevistas y estudios. La distinción que le otorga la UNESCO en 1975 por su labor alfabetizadora, contribuyó a poner de relieve la dimensión política de la alfabetización y su conexión con la liberación nacional. 

El crecimiento del movimiento de educación popular,  y  la influencia de Freire en el área latinoamericana, colocan al profesor brasileño ante nuevas retos. En particular el de dar respuesta a las demandas,  que a su pensamiento y formación,  le crean la práctica pedagógica masiva, lo que lo lleva a profundizar en el estudio y la investigación teórica e incentiva su reflexión filosófica.

La estancia europea le facilita a Freire, acceder a pensadores de diversas escuelas, en particular estudia la obra de marxistas que como Antonio Gramsci, Kosik, Jürgen Habermas, Henri Giroux  y otros, no gozaban de la anuencia del marxismo oficial soviético y no se habían publicado suficientemente en América Latina. En este proceso de desarrollo y maduración profesional, ideológica y política de Freire, será definitivo  -y así lo reconocerá el propio pedagogo brasileño en repetidas oportunidades-, su vinculo con las organizaciones y movimientos de liberación nacional de África[xxx]. 

En 1970 como funcionario de la subsección de educación del Consejo Mundial de Iglesias Paulo Freire comienza a tener contacto con los movimientos de liberación nacional africanos, pues entre otras funciones, se desempeñó como asesor de educación para los países del llamado Tercer Mundo. Viaja por primera vez al continente africano y visita Tanzania y Zambia, y de inmediato lo contactan las direcciones del Movimiento para la Liberación de Angola (MPLA), el Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO) y el Partido para la Independencia de Guinea Bissau y Cabo Verde (PAIGC)[xxxi]. Entre 1975 y 1980, Freire trabajó en Guinea Bissau, Santo Tomé y Príncipe, Mozambique y Angola.

El contacto con los líderes políticos e intelectuales africanos  como Julius Nyerere y la profunda amistad y relación revolucionaria que la une a Amilcar Cabral, le compulsan a nuevas profundizaciones teórico filosóficas[xxxii]. Freire recorre varias naciones africanas y trabaja intensamente en Guinea Bissau, donde dirigió la alfabetización y la educación de adultos, en los territorios liberados primero y con la independencia después. Dejó constancia de la campaña de alfabetización realizada en Guinea–Bissau, en Cartas a Guinea-Bissau[xxxiii]. También Santo Tomé y Príncipe, tras su liberación de la colonización portuguesa, encargó a Freire un programa destinado a fomentar la alfabetización. Y todo este de cursar africano transcurre en momentos en que miles de combatientes, trabajadores y maestros internacionalistas cubanos, apoyaban la lucha de estos pueblos.

Con los mismos protagonistas

Trescientos cincuenta mil cubanos fueron al continente africano desde 1965 a colaborar con la independencia de las naciones de sus ancestros esclavos. De ellos cincuenta mil cumplieron misiones civiles, la mayoría de ellos como médicos y maestros. Como subraya Peter MacLaren,  los proyectos que Freire emprendió en África incluyeron un énfasis particular en la reafirmación de las culturas autóctonas, en la negación a la herencia opresora de las metrópolis invasoras[xxxiv], y precisamente  estos principios eran los que enarbolaban los internacionalistas cubanos. 

Cuba comenzó a colaborar con la lucha independentista en Angola y Guinea Bissau, ambas colonias portuguesas desde el primer momento, fundamentalmente mediante la preparación de cuadros dirigentes y el envío de instructores y ayuda material. Cuando la patria de Amilcar Cabral logró la independencia, en septiembre de 1974, cerca de sesenta internacionalistas cubanos, entre ellos una decena de médicos, llevaban diez años junto a las guerrillas. Al mismo tiempo, hubo misiones cubanas en Mozambique, en el Zaire (donde combatió el Che Guevara) y en el Congo.

Los combatientes internacionalistas cubanos acudieron en 1975 a la defensa de la recién independizada República Popular de Angola, invadida por tropas sudafricanas y subvertida por destacamentos de mercenarios y fuerzas angolanas, pagadas por la Agencia Central e Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos.  En febrero de 1976 llegó a Angola el primer grupo de asesores cubanos de educación, que luego se multiplicaría en miles de jóvenes maestros del Contingente Pedagógico Internacionalista “Ernesto Che Guevara” que trabajaron en la alfabetización, en toda la educación media y parte de la primaria. No existe en la historia de la educación mundial una acción más masiva y multilateral de colaboración educacional que la que Cuba desarrolló en Angola[xxxv], que además se realizó en un país en guerra, con los educadores constantemente agredidos por las fuerzas contrarrevolucionarias y los invasores sudafricanos.

La labor africana de Paulo Freire le permite evaluar el papel internacionalista de la Revolución Cubana en África, muchos de sus amigos africanos, en particular Cabral y Nyerere son entrañables hermanos de lucha de los revolucionarios cubanos, del Che Guevara y Fidel Castro. De la palabra de Cabral tendrá inéditos testimonios sobre el Che.

En  junio-julio de 1976 se produce un histórico encuentro de Paulo Freire con los educadores cubanos que estaba destacados en Angola. El pedagogo brasileño es invitado a visitar el país y dar sus opiniones sobre las acciones educacionales que desarrollaba la joven república angolana. En Luanda contacta con los asesores cubanos que cooperaban con el Ministerio de Educación angolano[xxxvi].

Freire se interesó particularmente por la cartilla para analfabetos y el manual que los cubanos habían desarrollado como principales instrumentos didácticos. Ellos explicaron la experiencia histórica cubana con tales instrumentos y su validez para la realización de campañas masivas. Desde el punto de vista de los profesores cubanos el método freireano de la palabra generadora precisaba de un maestro o activista con una relativa preparación cultural y educacional, y la necesidad de masificar los sujetos pedagógicos tanto en la experiencia de la campaña cubana de 1961, como en la que entonces se desarrollaba en Angola, imponía darle la tarea de alfabetizadores a personas que si bien pudieran leer y escribir, no necesariamente rebasaran el bajo nivel educacional general heredado del depuesto sistema neocolonial y colonial. Freire quedó muy satisfecho con la explicación realizada por los asesores cubanos, y tuvo elogiosas palabras ante los anfitriones angolanos.

Nicaragua y Granada

Tres años después del encuentro en África, Nicaragua, se constituye en lugar de privilegiado del reencuentro de Freire con los pedagogos cubanos. El gobierno surgido del triunfo de la Revolución Sandinista el 19 de julio de 1979 asumió como una de sus más importantes tareas la erradicación del analfabetismo. En aquel momento el índice de analfabetismo en el país era superior al 50%, uno de los mayores de América Latina y para luchar contra tal flagelo se organiza la Cruzada Nacional de Alfabetización "Héroes y Mártires por la Liberación de Nicaragua" (CNA), dirigida el sacerdote jesuita Fernando Cardenal.  Cuba acudió en ayuda solidaria del pueblo nicaragüense y 1 200 de maestros cubanos integraron el Contingente Augusto César Sandino que apoyó la alfabetización y la reorganización y expansión de la educación primaria desde los barrios marginales hasta las más apartadas comunidades rurales.

Como antes lo había sido en la Cuba de 1961 y en esos mismos momentos ocurría en Angola y otros pueblos africanos, el movimiento educacional de masas de la alfabetización nicaragüense, no tardó en ser considerado como objetivo “militar” por las bandas contrarrevolucionarias organizadas y pagadas por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos. Contra los alfabetizadores sandinistas y los internacionalistas de Cuba y otros pueblos hermanos, se empleó a fondo la presión psicológica, los ataques terroristas y nueve maestros fueron asesinados. Tal epopeya hermanó a cubanos, nicaragüenses y cooperantes solidarios, entre ellos estaban Paulo Freire y sus colaboradores.

Los  revolucionarios nicaragüenses tenían una relación muy raigal con Paulo Freire, quien visita en varias oportunidades el país  y contribuye con sus ideas y con miembros de su equipo, a la asesoría de la Cruzada Nacional de Alfabetización.  Entre los asesores cubanos y los internacionalistas del equipo freireano que trabajaron en el Ministerio de Educación sandinista se estableció una fluida y muy rica relación profesional y personal. Partían de distintas prácticas pedagógicas y didácticas probadas en diferentes escenarios, pero los unía similar filosofía revolucionaria de la educación, centrada en la búsqueda de una educación genuinamente popular, democrática, solidaria, anticapitalista y antimperialista[xxxvii].

Los cubanos potenciaban la experiencia de la cartilla y el manual como principales instrumentos didácticos para la alfabetización, Freire y sus seguidores, validaban el método de la acción participativa y el trabajo  desde  palabras generadoras, pero tanto en la perspectiva cubana como en la freireana, el conocimiento no era un don que se entrega gratuitamente a quienes no sabían, sino que debía convertirse en un diálogo de saberes. Por lo tanto, el hecho educativo se asumía como proceso de enseñanza y aprendizaje, formación de conciencia, rescate y desarrollo de la cultura popular,  con base en el conocimiento y el compromiso participativo de los sujetos –maestros, estudiantes y activistas-  implicados en una relación pedagógica de carácter emancipatorio y de dignificación humana.

Con Raúl Ferrer

Para entender las relaciones de Paulo Freire con la pedagogía cubana se hace imprescindible estudiar el inédito camino de sus encuentros con Raúl Ferrer (1915-1993). Ferrer había sido un destacado líder magisterial, afiliado al primer partido comunista cubano, y al triunfo de la Revolución fue invitado por Armando Hart, entonces ministro de educación, junto a otros destacados pedagogos de diferentes corrientes filosóficas y militancias políticas, a integrase a la tarea de revolucionar la educación cubana, y resolver los graves problemas acumulados tras siglos de herencia colonial y neocolonial.  Este maestro sería el artífice pedagógico de la Campaña Nacional de Alfabetización de 1961[xxxviii], y después máximo impulsor de la educación de adultos en el país[xxxix].

Freire conoció a Raúl Ferrer en 1965, en la Conferencia Mundial contra el Analfabetismo de Teherán[xl] -también conocida como Congreso Mundial de Ministros de Educación sobre la Erradicación del Analfabetismo-. Ferrer y Freire se destacan en el Congreso por criticar al entonces predominante concepto de la alfabetización, como acción de aprendizaje de destrezas básicas. Ambos pedagogos apoyan la propuesta de “alfabetización funcional” y con ello marcan un hito importante en la historia moderna de la educación, al subrayar la alianza entre la educación – particularmente la alfabetización– con el desarrollo socioeconómico de los pueblos.

En Teherán y de paso por Paris, Freire y Ferrer sellarán una profunda amistad. Desde una temprana cena, hasta toda la madrugada, el día sorprende a ambos pedagogos intercambiando sus mutuas experiencias[xli]. Del privilegiado testimonio de Ferrer, Freire quedó profundamente emocionado con aquella hazaña realizada por los cubanos de alfabetizar en menos de once meses del año 1961, a más de 900 mil personas. Para Paulo Freire “la campaña de Alfabetización de Cuba, seguida años después por la de Nicaragua, constituyen uno de los más importantes hechos de la historia de la educación en el Siglo XX”[xlii].  Precisamente Freire y Ferrer volverían a encontrarse catorce años después, en 1979 en el escenario de la Revolución Sandinista, en Nicaragua, en la ambos jugaron un importante papel en la asesoría de la Cruzada Nacional de Alfabetización "Héroes y Mártires por la Liberación de Nicaragua" (CNA).

La amistad de Freire y Ferrer marcó una continua relación de fraternidad entre hombres y causas, que no pudo ser afectada por discrepancias de concepciones pedagógicas, y aún cuando gravitaron circunstancias políticas adversas. En sus labores como viceministro a cargo de la educación de adultos, Ferrer mantendrá un sistemático contacto con Freire. Ambos coinciden en lo limitado del Programa Experimental de Alfabetización Mundial (Simposio Internacional sobre Alfabetización, Persépolis, 1975) y trabajan por avanzar la integralidad de los  conceptos de educación y alfabetización, al enfatizar las conexiones existentes entre la alfabetización, y el protagonismo político dirigido a las transformaciones socioeconómicas.

En vísperas de la visita de Freire a Cuba, Raúl Ferrer impulsó  uno de los primeros círculos de estudio del pensamiento freiriano en Cuba, actividad para la que solicitó el apoyo de la educadora brasileña Josina Thales.  El autor, testigo privilegiado de la amistad de Ferrer y Freire, tuvo el privilegio de participar de aquel esfuerzo primigenio. Ferrer y Freire dejaron pendiente un libro en conjunto que habían acordado hacer[xliii]. Ferrer fallece en 1993.

La visita de Freire

Los contactos de Fidel Castro con los cristianos y teólogos revolucionarios latinoamericanos y las reflexiones del líder de la Revolución Cubana sobre la validez teórica y práctica de la unidad estratégica entre cristianos y marxistas se constituyó en una peculiar condición para la promoción en Cuba de las ideas de Freire y del movimiento de la educación popular. Un papel sustantivo en esta historia lo tuvo Frei Betto, el dominico brasileño, ya muy conocido en Cuba, por su libro de 1985 “Fidel y la Religión”.

 “Tengo que manifestar la gratitud a Fidel –testimonia Frei Betto- por el apoyo explícito a esta labor latinoamericana por la educación popular. Cuando a inicios de los años 80 en Brasil todavía vivíamos bajo la dictadura militar, nos invitó a hacer en La Habana el Primer Encuentro Latinoamericano de Educación Popular en el año de 1983. Después promovimos aquí un segundo encuentro en el año de 1986 y después un tercer encuentro en el año de 1990. Desde entonces muchos cubanos se han familiarizado con este trabajo de educación popular”[xliv].

Los eventos de educación popular en la Casa de las Américas, la publicación de los documentos por la editorial la revista de la Casa, y  la primera promoción a escala de las obra de Freire entre los cubanos, coinciden con momentos en que las tendencias dogmáticas han perdido su batalla en el seno de la intelectualidad y la política cultural cubana. Cuando además el socialismo cubano se somete a una aguda reflexión autocrítica.

El proceso de  rectificación de  errores y tendencias negativas iniciado en 1985 y 1986 constituyó una revolución conceptual profunda que develó los errores y tendencias negativas que incubaba la asunción mimética del modelo soviético. La crítica política y el reencuentro con los fundamentos más genuinos de  la ideología revolucionaria cubana marcaron los momentos más significativos de  la autocrítica y reflexión colectiva a la que convocó Fidel Castro en aquellos momentos.

En la educación el deterioro de la conciencia revolucionaria, se manifestaba entonces a través de fenómenos corrosivos como el fraude escolar y el promocionismo[xlv]. La rectificación condujo a reasumir el papel protagónico de la ideología socialista, relegada por la prevalencia de los falsos criterios sobre la eficiencia espontánea de los mecanismos económicos, lo que en el plano escolar condujo a la recuperación del proceso pedagógico en su integralidad formativa, y a situar en su centro la reafirmación y construcción de valores humanistas y socialistas. A su vez se fue al rescate y reafirmación de las esencias autóctonas, de la cultura y la historia nacional, caribeña y latinoamericana. Este proceso se centro en Martí, y con Martí profundizó en el universo moral de los sujetos.

El proceso de rectificación como hecho de madurez de la Revolución Cubana, coincidió en el plano internacional con la ruptura del bloqueo, la reapertura de relaciones con la mayoría de los gobiernos, y la consecuente reactivación del intercambio y la reinserción cubana en los espacios culturales y educacionales de la región.

En este clima de reafirmación socialista y latinoamericanista, se produce la primera y única visita de Paulo Freire a Cuba en1987. El destacado pedagogo visita La Habana en oportunidad de un congreso de Psicología. Aquí coincidió con una de las más medulares intervenciones de Fidel ante su pueblo con el tema de la autocrítica de los errores cometidos en la construcción socialista y las vías de rectificación, se reunió entonces con quienes en la Casa de las Américas trabajaban los temas del movimiento de educación popular, y también lo hizo con compañeros del Ministerio de Educación. Dejó grabada una histórica entrevista que le tomaron Esther Pérez y Fernando Martínez Heredia, donde se extendió en sus consideraciones sobre Cuba. Se le esperaba nuevamente para mayo de 1997, iba en esta visita a ser objeto de un merecido reconocimiento tanto por la Universidad de La Habana como por el Ministerio de Educación y otras instituciones gubernamentales y sociales. Esta visita hubiera sido decisiva para el más amplio conocimiento de la obra de Freire en el país, pero desafortunadamente su desaparición física lo impidió.

Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr

El Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr (CMMLK) es el colectivo pionero en la promoción y rescate del pensamiento de Paulo Freire en Cuba. Creado 25 de abril de 1987, es una organización no gubernamental macroecuménica de inspiración cristiana y socialista, que nació en el clima de compromiso revolucionario  entre marxistas y cristianos, consolidado definitivamente por el proceso de rectificación[xlvi].

Uno de los primeros programas que articularon el trabajo del  CMMLK fue el de educación popular y acompañamiento a experiencias locales, inspirado en la pedagogía de Paulo Freire. La ya mencionada intelectual cubana Esther Pérez, tuvo a su cargo esta tarea, para la que contó con la colaboración de los brasileños Valeria Rezende, Frei Betto, y el propio Paulo Freire[xlvii]. También  se nutrió de los más importantes seguidores de este movimiento a nivel latinoamericano, en el Consejo Latinoamericano de Educación de Adultos (CEAAL)[xlviii], la Coordinadora Regional Mesoamericana Alforja y otras asociaciones, movimientos y ONGs.

En más de dos décadas de sostenida labor, el CMMLK ha divulgado y publicado los textos y entrevistas de Freire[xlix]. Desde la perspectiva freireana, que es por tanto martiana, guevariana y fidelista,  el CMMLK acumula una notable experiencia en contacto estrecho con la vida socioeconómica y el activismo político.  Tras la situación creada en el país a partir de los años noventa, el CMMLK  perfiló su  acción formativa como aporte a la resistencia nacional, y trabajó activamente en seno de la sociedad civil cubana  por remontar las severas circunstancias del período especial, desde los más esenciales contenidos  éticos y patrióticos  del sujeto revolucionario cubano. Su búsqueda de alternativas concretas de desarrollo autóctono  local y regional, se articuló con una profunda reflexión teórica sobre el socialismo y la necesidad de repensar y dinamizar los canales de participación popular. Frente a estas demandas surgió el Programa de Formación  Integral de Educadores Populares

El Programa de Formación  Integral de Educadores Populares inspirado en las escuelas metodológicas de otros países latinoamericanos, empezó a gestarse en 1993-1994.  Consideró “las diferencias del contexto, expresadas, entre otras, por el nivel de instrucción en el país, la homogeneidad de vivencias y lenguajes y el menor nivel de “conciencia ingenua”, como oportunamente había alertado Freire.”[l]. Así el programa en construcción “se planteó desde su nacimiento la necesidad de cubanización”, como afirma María Isabel Romero Sarduy una de sus fundadoras.[li].

En 1995 se realiza la convocatoria y posterior celebración de un primer taller, al que asistieron 36 personas procedentes de tres fuentes principales: organizaciones de masas, sociales y ONGs; centros docentes e investigativos y grupos ecuménicos y de iglesias. Todos los participantes estaban involucrados en proyectos sociales concretos, requisito indispensable para que su matrícula fuera considerada[lii].

Tras ocho años de experiencias, en el 2003, se inició la construcción de la plataforma teórico metodológica de Formación en Educación Popular Acompañada a Distancia (FEPAD), modalidad que ha sido reconocida como un sustantivo aporte pedagógico del CMMLK a la educación popular. El FEPAD asumió la tradición fundacional de Paulo Freire, su apuesta dialógica, y confianza ilimitada en los valores de la creatividad de los seres humanos. A su vez articuló este legado a las praxis que la institución había desarrollado desde sus propias experiencias  educativas.

El tipo de “formación a distancia” que se promueve  es diferente a la que se conoce tradicionalmente, ya que la misma está coordinada por personas que radican en los barrios, las comunidades y egresados de los colectivos de estudio y reflexión creados por el propio Centro. Con ese método se benefician personas que participan en el proceso de transformación barrial, el Poder Popular y otras instituciones de la sociedad civil cubana. El trabajo que se realiza no sólo busca transformaciones físicas en los barrios y las comunidades, se ocupa de manera especial por el fortalecimiento del tejido social, promueve cambios positivos en las relaciones sociales y refuerza valores como la equidad, justicia social y la solidaridad. Se trabaja para que sean los propios sujetos barriales y populares, los que propongan sus objetivos y metas, las formas de actuación y el control de los recursos. Todo ello contribuye a incentivar la participación comprometida con un proyecto social humanista y a que las personas alcancen una definida  mirada estratégica para el progreso de la sociedad.

En el 2004 el CMMLK realizó el Primer Encuentro Nacional de educadores populares y creó la Red de Educadores y Educadoras Populares, con un núcleo de los egresados y egresadas de los cursos de formación que había realizado. Desde sus cinco ámbitos de trabajo (la formación, el acompañamiento a experiencias, la comunicación, la articulación y la alianza e incidencia), la Red comenzó a articular procesos, grupos y personas vinculadas a experiencias sociales concretas en todo el país. Ya para el año 2007 se habían organizado 21 experiencias concretas en procesos formativos y experiencias locales.  

La Red de Educadores y Educadoras Populares tiene por objetivo lo que Paulo Freire definió como propósito esencial de toda y todo educador popular y que se podría resumir en la pregunta: ¿qué papel deben desempeñar en términos políticos, en su sentido más profundo, quienes apuestan por una propuesta pedagógica y política comprometida con el emancipación humana? El valor político y ético fundamental que sustenta la Red es el compromiso militante, consciente, rebelde y profético con el pueblo, su proyecto socialista y Revolución. Es por ello que se plantea de modo definido el  propósito de consolidar el tejido social crítico comprometido con el modelo socialista cubano.

En tal dirección la Red se propuso asesorar proyectos de trabajo comunitario que promovieran el fortalecimiento de actores territoriales, la participación y la gestión popular.  Una experiencia en este sentido la estableció con el gubernamental Centro de Desarrollo Local, que ha incorporado los conocimientos de la educación popular a la actividad de los gobiernos municipales[liii]. Dos experiencias muy interesantes se realizan en el municipio capitalino de Habana del Este y en Jatibonico, a unos 360 kilómetros del primero.

Se destacan los resultados alcanzados con la Universidad Agraria de La Habana donde funcionan tres grupos de formación en educación popular acompañada a distancia, que han conseguido reformar los planes de estudio y las concepciones básicas del extensionismo agrícola promovido por esa institución docente. A partir de la colaboración con el CMMLK, la cátedra de extensionismo agrario entendió que debía insertar estos presupuestos participativos en la formación del agrónomo y de otros técnicos de campo. De esta forma se educa a los nuevos tecnólogos en la importancia de tomar en cuenta los conocimientos del campesinado antes de introducir innovaciones tecnológicas.

El CMMLK ha fortalecido su alianza con otras instituciones académicas, en particular con el colectivo de ciencias sociales de la Universidad de las Villas y el Grupo GALFISA del Instituto de Filosofía de La Habana. En esta dirección contribuye a la imprescindible tarea de sistematizar la experiencia de los movimientos y organizaciones revolucionarias de la región y construir una epistemología de la emancipación.

El CMMLK participa de manera activa en el Foro Social Mundial, en las campañas contra la militarización y la deuda de los países pobres, así como colabora con los Encuentros Hemisféricos de lucha contra los Tratados de Libre Comercio y por la Integración de los Pueblos, como parte de este esfuerzo solidario el programa de educación popular se inserta en numerosas acciones con otras organizaciones y movimientos y rescata una amplia red de centros y educadores populares. Es muy sustantiva su colaboración con el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil (MST) y su escuela Nacional Florestán Fernández, con el Equipo Maíz del Salvador, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, el Movimiento Nacional Campesino-Indígena y la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo de Argentina.

La herencia cubana de Freire

Después de la debacle del socialismo soviético y del incremento de las relaciones con América Latina, ha crecido relativamente el conocimiento de la obra de Freire entre los cubanos.  Además de la Casa de las Américas y el CMMLK, el Colectivo de Investigación Educativa "Graciela Bustillos de la Asociación de Pedagogos de Cuba (APC), la Cátedra de Estudios Comunitarios "Paulo Freire", y la Federación de Mujeres Cubanas, también han creado y desarrollado espacios de apertura a la educación popular y al pensamiento de Freire.

La APC  es una organización no gubernamental constituida desde hace 15 años. Tiene sedes en todas las provincias del país y agrupa a más de 12 000 profesionales dedicados a la docencia, la investigación, el trabajo práctico en las ciencias pedagógicas y el trabajo social comunitario. Sus miembros son educadores que provienen de los más diferentes sectores: médicos, artistas, periodistas, psicólogos, sociólogos y en mayor cantidad maestros y profesores, es decir cualquier persona con influencia educativa en nuestra sociedad. El  Colectivo de Investigación Educativa “Graciela Bustillos” se integró  a la APC como proyecto de transformación educativa dirigido al trabajo en las comunidades.

El  Colectivo de Investigación Educativa “Graciela Bustillos” utiliza y promueve la metodología de la Educación Popular como instrumento potenciador de la transformación social. Este colectivo está integrado por más de 600 educadores colaboradores, absolutamente voluntarios, con influencia educativas en los centros de estudios, órganos de gobierno, organizaciones de masas y fundamentalmente en las comunidades donde trabajan por incorporar el pensamiento freireano a las concepciones y prácticas educativas en ejercicio, y recrear y contextualizar la metodología de la Educación Popular. Este Colectivo atiende y acompaña el desarrollo de más de setenta proyectos de desarrollo local, que constituyen procesos de investigación acción participativa, a la vez que fuentes de aprendizaje permanente.  Su accionar se dirige a la realización de talleres, cursos de formación de educadores, educación posgraduada, eventos nacionales e internacionales, que favorecen el intercambio y sistematización de experiencias, lo cual incentiva  una interesante  producción teórica que hoy se ha convertido en uno de los principales canales de  divulgación de la educación popular en Cuba[liv].

El 7 de mayo del año 2000 se constituyó la Cátedra de Estudios Comunitarios "Paulo Freire", en la oportunidad del I Encuentro Internacional "Presencia de Paulo Freire" realizado en la ciudad de Cienfuegos. La Cátedra radica en el Centro de Superación para la Cultura de Cienfuegos, y en su formación jugó un papel sustancial el Colectivo de Investigación Educativa "Graciela Bustillos” de la Asociación de Pedagogos de Cuba. En el documento constitutivo de la Cátedra expresa de manera definida la dirección del actual crecimiento de la cosmovisión freireana en Cuba: “Paulo Freire nos demostró el lugar que ocupan nuestras prácticas en el quehacer revolucionario y liberador. Es en ella donde encontramos la vida en su multiplicidad de formas, accionar e interrelaciones. El Centro Provincial de Superación para la Cultura de Cienfuegos ha valorado la importancia que tiene para el trabajo cultural comunitario los procesos de formación de actores sociales pertrechados de una concepción abierta, democrática, y participativa, la trascendencia de la integración como vía para enfrentar los retos que demanda hoy el desarrollo local y la globalización neoliberal así como la importancia de la participación de las comunidades en todo el devenir de su autodesarrollo y empoderamiento”[lv]. Esta experiencia  ha continuado. Entre el 3 al 8 de mayo del 2006 se efectuó el IV Encuentro internacional que tuvo entre sus objetivos el proyectar acciones de trabajo hasta el año 2010.

El Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño

No es despreciable la masiva y creciente  participación de los maestros y profesionales cubanos adiestrados por el Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC) y otras universidades del país, en los programas de la Alianza Bolivariana para las Américas, donde necesariamente se vinculan con la tradición del movimiento de educación popular, con las ideas y las prácticas freireanas que tienen un histórico enraizamiento entre las fuerzas de izquierda que lideran los procesos progresistas y revolucionarios de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y otros países.

El IPLAC dedicado al trabajo de colaboración internacional es una de las instituciones gubernamentales donde más se ha desarrollado el estudio de los aportes freireanos. Esta institución en particular se encarga de la preparación del personal y la asesoría para las campañas de alfabetización que hoy se realizan en más de 25 países de América Latina, África y Asia. Fiel a la tradición de amistad e intercambio pedagógico que se estableció entre Raúl Ferrer y Paulo Freire, el IPLAC ha avanzado una exitosa concepción teórica metodológica donde reconoce los aportes de ambos pedagogos.

La dirección del Ministerio de Educación de Cuba (MINED), al intervenir en noviembre del 2004 en la IV Reunión del Grupo de Alto Nivel de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), tuvo palabras de reconocimiento para Freire, y refirió  como sus aportes son introducidos en la metodología cubana. Entonces el MINED afirmó que los modernos métodos de alfabetización y de educación básica y secundaria, desarrollados por educadores cubanos, se habían nutrido del sistema psicosocial del educador brasileño[lvi]. En esta dirección se  celebró con éxito el Primer Coloquio de Alfabetización y Educación de Adultos Raúl Ferrer y Paulo Freire in memorian, en la Univerisidad Pedagógica "Frank País" de Santiago de Cuba.

El trabajo del IPLAC es altamente valorado en el campo internacional y ha sido premiado por la UNESCO. A su vez recibe todo el apoyo de los más amplios sectores del movimiento progresista y revolucionario de la región. En su reunión a principios de enero del 2007 en San Salvador, el Foro de Sao Paulo, articulación de más de cien organizaciones de la izquierda de la región, señaló: “En cuanto a la educación, una meta común es la erradicación definitiva del analfabetismo, que puede ser ejecutada de forma supranacional por medio de programas solidarios e incluso con la participación voluntaria de estudiantes. Las iniciativas cubanas en este sentido y la metodología Paulo Freire de Brasil pueden ser buenas referencias para este fin”[lvii]

Retos en el futuro inmediato

Los esfuerzos de los promotores de la obra de Paulo Freire en el país van dando sus frutos, en un contexto no exento de contradicciones y barreras. Freire aún no está plenamente incorporado a la formación y el debate pedagógico masivo. Su pedagogía y filosofía de la educación continúa sin presencia sustantiva en los programas masivos de formación y recalificación de personal pedagógico cubano. Tampoco se utiliza el pensamiento freireano y sus aportes –menos de sus continuadores - para estimular el trabajo cotidiano del docente y desarrollar  un mejor clima participativo y dialógico en las escuelas y universidades.

Freire aún aparece en algunos espacios educacionales encasillado en las críticas dogmáticas a sus dos textos preliminares. Están los que se han  quedado en las diferencias en la didáctica de alfabetización, desconociendo la identidad que compartimos en el planteamiento pedagógico filosófico incuestionablemente liberador. Por desconocimiento de la obra freireana, también existen pedagogos que  lo ven como un tibio “humanista y culturalista”, un ideólogo de la concientización, sin un planteamiento político de genuina transformación social, o poseedor de un pensamiento incompleto, falto de rigor científico, necesitado de elaboración teórica. Es que la mayoría de los educadores cubanos además de conocer muy  superficialmente las obras pioneras, nos perdimos al Freire que fue creciendo por su propio esfuerzo de ciencia y conciencia, al contacto con los movimientos de liberación y las luchas  de los pueblos. Ese otro Freire fue un desconocido y aún lo es, para una buena parte de las maestras y maestros caribeños y latinoamericanos y los cubanos no son excepción[lviii].

No faltan por demás las asunciones de extremo: Perdido el referente soviético, Freire no ha escapado de los que intentan nuevos mimetismos acríticos. Se trata de intentos de incorporación mecanicista, que se caracterizan por la falta de espíritu crítico y solidez  teórico metodológica. Generalmente tales abordajes  dan la espalda a la propia historia de la pedagogía y la educación nacional, para intentar descubrirnos un Freire completamente descontextualizado, tanto de sus entornos históricos concretos, como de sus más nucleares esencias pedagógicas y filosóficas. 

Siempre debemos tener presente que si la obra de Paulo Freire resulta importante, para los cubanos José Martí es fundamental, y el pensamiento pedagógico de Fidel Castro y Che Guevara, resultan decisivos. Entonces de lo que se trata, es de poner un valladar al esnobismo inculto y empobrecedor,  y defender la construcción inclusiva y la articulación dialéctica. Precisamente esa es la posición que Paulo Freire siempre defendió.

El problema más central está precisamente, en que aún no se generaliza la necesidad de entender la propuesta freireana en su esencia desarrolladora y dinamizadora de nuestra propia historia y conceptualización nacional. Esto pasa por comprender que la peculiaridad de la presencia de un núcleo teórico y práctico reconocido como educación popular, en historia de la pedagogía y la educación cubana, está presente también en la experiencia de otros pueblos del continente, en México, Brasil, Perú, y que la misma tuvo su eclosión más definitiva desde la segunda década del Siglo XX, con el movimiento de reforma universitaria y la fundación de escuelas proletarias y universidades populares por parte del naciente movimiento obrero y comunista en la región. Desde esta perspectiva el movimiento de educación popular que nace en la Latinoamérica de finales de los pasados sesenta y setenta del Siglo XX comparte  nutricias y profundas raíces con el que más tempranamente se articuló en Cuba. “Freire tiene una cantidad de coincidencias con el pensamiento martiano increíbles”, subraya Nydia González, una de las pioneras de la educación popular en Cuba a través del Colectivo de Investigación Educativa "Graciela Bustillos”. De ahí precisamente el reconocimiento que hace Freire a José Martí[lix].

La articulación filosófica y práctica del pensamiento revolucionario de José Martí y Paulo Freire en la enriquecedora perspectiva del marxismo, aún está por concretarse. “Todos los pedagogos cubanos –afirma la pedagoga Nydia González - tenemos mucho de los conceptos pedagógicos de Martí, aunque hay veces que se nos olvidan. Incluso, podemos llegar a decir que no hay un cubano que no interprete, que no comprenda el pensamiento martiano. Pero una cosa es entender a Martí y otra cosa es hacer lo que Martí dijo. Son dos momentos diferentes. Porque no siempre tenemos la capacidad de ver las insuficiencias o las incoherencias entre nuestro actuar y ese pensar. Y ahí es donde estriba el que puedan haber prácticas que no sean coherentes con el pensamiento que todos estamos defendiendo: el pensamiento de Martí, el pensamiento de Freire, el pensamiento leninista, esa dialéctica de Marx que uno ha convertido en metafísica al enseñarla”[lx].

La ausencia de decisiones y orientaciones concretas en los niveles ministeriales y en las direcciones provinciales y municipales, parecen afirmar el hecho de que para nuestros responsables de la política educativa estatal, incorporar el legado de Paulo Freire no resulta una prioridad.  Sin embargo la pedagogía freireana abre a las maestras y maestros del país, trascendentes reflexiones  sobre su praxis.
El reconocimiento de la  importancia de pedagogía freireana en el planteamiento teórico, la práctica y el discurso político institucional del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño, constituye un primer e importante paso  en esa necesaria incorporación de Freire que deben realizar los institutos educacionales estatales.

El conocimiento y la  aplicación de los postulados de Freire transcurre sobre todo, como un proceso histórico lógico de búsqueda y enriquecimiento del profesorado cubano, en la medida que este se plantea solucionar los retos que enfrenta, y tiene a su disposición en bibliotecas y sobre todo en las redes nacionales y en Internet, el arsenal metodológico, filosófico y político de Freire y la educación popular.

“Aunque en muchas de nuestras aulas predomine la enseñanza explicativa tradicional, y algunos estudiantes desarrollen un conocimiento para la escuela y otro para el mundo que nos rodea –reflexiona la profesora Dalila A. Aguirre Raya docente Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana-, muchos docentes se esfuerzan por darle un enfoque participativo y dinámico a la docencia que imparten, estimulando el desarrollo de la independencia en los alumnos, porque, de no ser así, corremos el riesgo de convertirlos -citando a Freire- en un "Banco de informaciones" privándolos de la capacidad de pensar, razonar, llegar a conclusiones por sí mismos y, por si fuera poco, a tomar decisiones”

 “Como docente –continúa Aguirre Raya-, pienso que es el momento de promover la autonomía en los estudiantes, la independencia al libre pensamiento, a la búsqueda de los conocimientos y lograr que exterioricen sus necesidades; y a nosotros nos corresponde ser más asertivos con ellos y con aquellos que nos orientan o dirigen sin temor al fracaso. Debemos poner a prueba todas nuestras capacidades cognitivas y cognoscitivas para formar un hombre nuevo capaz de tomar decisiones y superarse ante las dificultades sin el menor daño a la autoestima”[lxi].

En la Cuba  de hoy, se impone generalizar definitivamente la comprensión de que el pensamiento de Paulo Freire, en tanto eje articulador de lo que se conoce como movimiento de educación popular latinoamericano, no agota, sino que dinamiza un amplio espectro de creación pedagógica en continuo debate y enriquecimiento. De que Freire en tanto filósofo de la educación y pedagogo revolucionario, tiene propuestas de enriquecimiento al proyecto pedagógico, ideológico cultural del socialismo que construimos en el país[lxii].  Paulo Freire y sus continuadores nos pueden aportar frente a nuestros retos actuales, que no son solo escolares.


El trabajo que realiza el CMMLK y las instituciones y organizaciones que laboran por incorporar la óptica y los métodos de la educación popular, no esta exento de obstáculos. En el seno de la sociedad política cubana aún se manifiestan incomprensiones y prejuicios hacia ese tipo de interacción y construcción de activismo y conciencia social. Las concepciones dogmáticas las tendencias a una excesiva centralización, el burocratismo y la inercia persisten en un grupo de funcionarios.  El ingeniero Humberto Pomares, especialista del  Centro de Desarrollo Local evalúa el hecho de que "estamos en una sociedad que, como casi todas las del mundo, trae una cultura de dominación". "Aunque tiene un discurso revolucionario –reflexiona Pomares-, mantiene métodos y costumbres de la dominación. "Hay un montón de prejuicios cuando se plantea una reflexión sobre el poder, porque existe la creencia de que cambiar los estilos de dirección, de distribuir el poder, debilita al proceso revolucionario"[lxiii] (Dalia Acosta: 2007).   

La psicóloga María Isabel Romero Sarduy, actual coordinadora del programa de educación popular del CMMLK ratifica que la educación popular constituye una "propuesta definitivamente anticapitalista, antihegemónica, cuestionadora de esa cultura occidental que naturaliza las relaciones de dominación de unos grupos sociales sobre otros". Esas relaciones de dominación –continúa Romero- se manifiestan en escenarios tan cotidianos como la familia, la escuela o la pareja, todos marcados en mayor o menor medida por relaciones de poder asimétricas y, en no pocas veces, autoritarias”. "La educación popular provoca cambios en las visiones y concepciones de las personas, individualmente, que repercuten en sus prácticas sociales", subraya Romero, quien cita transformaciones como "aprender a escuchar, a trabajar en grupos, a construir propuestas de manera colectiva, a asumir relaciones comunicativas horizontales, es decir, a dialogar."[lxiv].

Sin dudas, avanzar las propuestas freirianas en el seno del proceso revolucionario cubano se enmarca hoy más que nunca en la dialéctica de desarrollo de la Revolución, se inserta el momento cultural y político que vive la sociedad cubana, es parte y también contenido del mismo. Tiene que ver de manera fundamental con cuanto hemos rectificado, con cuanto construimos y de qué forma lo hacemos. Con que es lo posible frente a la impronta de lo necesario tanto por importancia como por urgencia.

Freire y la educación popular por su identidad estratégica, experiencia acumulada y propuesta de trabajo participativo, sin dudas pueden reforzar el frente socialista. Se trata del vínculo que ha alcanzado la educación popular  latinoamericana con la cotidianidad de las personas, en la transformación de las prácticas de vida como dimensión indispensable para la transformación de las estructuras de la sociedad, y sobre todo para el desarrollo de relaciones humanistas, objetivamente socialistas. Contribuir en la lucha ideológica contra la herencia negativa de los siglos de opresión, contra el individualismo y el consumismo capitalistas, el egoísmo, el machismo, el sexismo, las intolerancias de diversa índole, los verticalismos institucionales y personales. También para ayudarnos a comprender y resolver  los errores que se cometen y las insuficiencias que aún existen en la forja de la nueva sociedad. Y tal dirección como aprecia Esther Pérez “…en la medida en que vamos avanzando en el camino de la liberación, en el camino de la construcción del socialismo, Paulo Freire se nos va haciendo cada vez mucho más necesario, y se va haciendo mucho más pertinente, y se va haciendo mucho más entrañable”[lxv].

De lo que no caben dudas es de que el sujeto popular, el hombre y la mujer, la juventud y los cuadros resultantes de la Revolución, están mejor preparados que nunca para aprender, para pensar y tomar decisiones coherentes con el humanismo y el progreso social. Un hecho que marca el actual momento cubano es definitivo: Toda la descomunal maquinaria de subversión de los Estados Unidos no  logra confundir a la mayoría del pueblo  y hay confianza en que los problemas e insuficiencias que tenemos serán resueltas. Pero la confianza no es una categoría inmutable, se pelea todos los días en el ámbito de la vida material y espiritual, y en ello, junto a los tesoros de idealidad y experiencia revolucionaria que posee la Revolución Cubana con Martí, el Che Guevara y Fidel Castro, también el pensamiento de Paulo Freire puede y debe dar una valiosa contribución.












*Cortesía del autor. Agosto, 2012

[ii] En este artículo expongo en resumen, un primer acercamiento al tema, para el que he contado con la colaboración de un grupo de colegas, alumnos  e instituciones: Rolando Buenavilla Recio, de la Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona”; Jorge Ferrera del área América del Departamento General de Relaciones Internacionales del Comité Central del PCC; Joel Suáres, del Centro Memorial Martin Luter Kingh J.; Rubens Paolucci Júnior, del Centro de Educación Popular del Instituto Sedes Sapientiae (CEPIS), Sao Paulo; Luis Castro-Kikuchi y Gustavo Rojas, de EDUCAP, Perú, John D. Holst, Universidad de St. Thomas, Minneapolis; Robert  Bahruth, Universidad de Boise, Idaho, así como los colegas de la Sección de Educación de la Latin American Studies Association (LASA), de la Adult Education Research Conference (AERC); y  mis alumnos y tesistas de la Escuela Pedagógica Latinoamericana (Lima) y del Doctorado en Pedagogía Critica de la Universidad de St. Thomas, Minneapolis.



[iii] En los años veinte del pasado siglo, el Papa Pío XI emprendió la reorganización de los laicos, dando vida a la moderna Acción Católica.  En la intención del Sumo Pontífice, la AC debería constituir un vasto movimiento apto para coordinar el empeño apostólico de los seglares, bajo la guía de la Jerarquía. La Acción Católica latinoamericana se va a caracterizar por su orientación a la izquierda, proceso que es particularmente importante en Brasil y Chile. Ver: Silva Gotay, Samuel (1981) “Origem e desenvolvimento do pensamento cristão revolucionário a partir da radicalização da doctrina social cristà nas décadas de 1960 e 1970”, en CEHILA, História da teologia na América Latina, Paulinas, São Paulo, 1981;  Gómez de Souza, Luis Alberto (1984): A JUC. Os estudantes católicos e a política, Petrópolis, Editora Vozes
[iv] Con la llegada de Miguel Arraes, en 1960, a la alcaldía de Recife, se crea el Movimiento de Cultura Popular (MCP-), grupo de intelectuales de todos los sectores progresistas de Pernambuco.
[v] Góes, Moacyr de: "Cuba, Recife, Natal ou o sonho de três cartilhas de alfabetização para mudar o mundo", Contexto e Educação"."Revista de Educación en América y el Caribe"-1995
[vi] Thales, Josina, brasileña, Alumna de Freire en la Universidad de Pernambuco, miembro del Movimiento de Cultura Popular. Profesora internacionalista en Cuba y Mozambique. Testimonios, brindados al autor, Sao Paulo, julio-agosto, 2008
[vii] Lauand, Jean (1898): Entrevista  a Celso de Rui Beisiegel. Paulo Freire y la Educación Popular en Brasil /El EDF-FEUSP, http://www.hottopos.com/notand1/index.htm"

[viii] Ya con las deformaciones dogmáticas y la intolerancia que le introdujo el estalinismo
[ix] A partir de 1947, el imperialismo yanqui emprendió abiertamente la «guerra fría» contra la URSS y las democracias populares. La bandera utilizada fue el anticomunismo. Desplegó a escala mundial una campaña calumniosa contra los comunistas, que tuvo como objetivo importante, romper la unidad democrática forjada en el curso de la Segunda Guerra Mundial.

[x] Recordemos que aunque el Concilio Vaticano II (1962-1965), no trató explícitamente el tema del comunismo, en su seno se movieron las fuerzas anticomunistas, lideradas precisamente por dos obispos brasileños. Ver. Leoni: Francesco (1967): Una página poco mencionada del Concilio Ecuménico, la petición anticomunista, Revista de Política Internacional, no. 89, enero-febrero, Madrid.

[xi] Freire en más de una oportunidad trató de explicar por qué aceptó los fondos provenientes de la USAID, pero la inmensa mayoría de sus compañeros de entonces,  consideran un error el haberlo hecho.
[xii] Tras dos veces ser llevado a la cárcel, en septiembre de 1964, Freire se vio forzado a dejar el país. Fue primero a Bolivia y luego a Chile
[xiii] Núñez Hurtado Carlos (2006): Educar para transformar o Transformar para educar, Editorial Caminos, p 63
[xiv]Freire, Paulo (1970): Pedagogía do oprimido. Rio de Janeiro, Paz e Terra.
[xv] Núñez Hurtado Carlos (2006): Ob.cit p 63; Bustillos Sánchez Aldana (1983): “ El trabajador social como educador popular”, Centro Jaliscience  de Productividad, Guadalajara, diciembre.
[xvi] Freire, Paulo (1967):Educação como prática da liberdade. Rio de Janeiro: Paz e Terra.
[xvii] Betto, Frei (2007): Cuba y Paulo Freire, Red en defensa de la humanidad, 7 de mayo del 2007, http://www.defensahumanidad.cult.cu
[xviii] Korol, Claudia (1993): Ob.cit.  
[xix] Freire, Paulo (1959): Educação e atualidade brasileira. Recife: Universidade Federal do Recife, 1959, tese; (1963): Alfabetização e conscientização, Editora Emma, Porto Alegre
[xx] Freire, Paulo (1970): Pedagogía do oprimido. Rio de Janeiro, Paz e Terra.
[xxi]Trujillo, Idania (2005): Freire entre nosotros, La Ventana, 24 de Febrero del 2005, http://laventana.casa.cult.cu);  Hanecker, Marta (1994): El sueño era posible, Editora Popular, La Habana, p 38.
[xxii] Torres, Rosa María (1997): Los múltiples Paulo Freire. Ver: www.fronesis.org
[xxiii] Pérez Cruz, Felipe de J.  (2009): “La educación y la pedagogía cubanas en el movimiento nacional liberador. Visión panorámica desde la revolución en el Siglo XIX” En: Rajland, Beatriz y María Celia Cotarelo (comp.) (2009): La Revolución en el Bicentenario. Reflexiones sobre emancipación, clases y grupos subalternos, Buenos Aires, CLACSO.
[xxiv] Pérez Cruz, Felipe de J: (2001): Ob.cit, p 7-79
[xxv] El gran aporte cubano a la alfabetización, está en que se continúa en los planes de seguimiento, primero para alcanzar seis grados de instrucción, y luego para arribar a nueve grados, en compañas también masivas dirigidas por los sindicatos y el Ministerio de Educación. Fernández Perera, Rosario y otros (1985): La batalla del Sexto Grado, Editorial Pueblo y Educación, La Habana; Ferrer, Raúl (1963): “Avances de la Educación Obrera y campesina en Cuba”, Cuba Socialista, no. 23, La Habana; Vidal Peroni,Cera María (2000): A Campanha que erradicou o Analfabetismo em Cuba, Editora UFMS, Campo Grande-MG, Brasil, p 109-124;
[xxvi] Masson, Caridad y Ana Monroy  (2008): “Cuba en la trinchera de su política exterior (1959-1975)”Cuadernos Cubanos de Historia, Instituto de Historia de Cuba, La Habana, p 78; Pérez Cruz, Felipe de J. (2008): “Cuba: solidaridad e internacionalismo socialistas”, Contexto Latinoamericano, No. 10, 2008, México D.F., p 163 y ss.
[xxvii] Torres, Carlos Alberto (1996): A voz do biógrafo latino-americano. Uma biografia intelectual, en : Moacir Gadotti (Org.): PAULO FREIRE. Uma biobibliografia, Cortez Editora Instituto Paulo Freire, São Paulo, 1996.
[xxviii] Pinto Contreras, Rolando N. Chileno, Profesor de la Universidad Católica de Santiago de Chile, Director de educación campesina en el gobierno de la Unidad Popular, miembro de equipos de trabajo de Paulo Freire, cooperante en la asesoría freiriana a la Cruzada Nacional de Alfabetización "Héroes y Mártires por la Liberación de Nicaragua" (CNA). Entrevista realizada por el autor en Halifax, Canadá el 9 de junio del 2007.
[xxix] Núñez, Carlos (2003): “Pedagogía del Oprimido: La educación verdadera es la que construye ciudadanía crítica" Página 12, México, 26 de noviembre del 2003, http://www.elcorreo.eu.org.

[xxx] Freire Paulo y S. Guimarães (2003) : A África ensinando a gente, Paz e Terra, São Paulo
[xxxi] Freire, Paulo y Donaldo Macedo (1987): Literacy: reading the word and the world, Mass., Bergin & Garvey, p 94 y ss.
[xxxii]Moacir Gadotti: A Voz do Biógrafo Brasileiro. A Prática à Altura do Sonho, http://www.ppbr.com/ipf/bio/brasileiro.html#1
[xxxiii] Freire, Paulo (1977): Cartas a Guinea-Bissau, México, Siglo XXI
[xxxiv]  McLaren, Peter (2000): Che Guevara, Paulo Freire, and the Pedagogy of Revolution, Towman and Littlefield Publishers, Inc, New York,  p 163
[xxxv] Moreira, Neiva y Beatriz Bissio (1979): Os cubanos na África, Global Editora., p 64-76
[xxxvi] Legón, Sara. Cubana, jefa de la asesoría en el Ministerio de Educación de la República de Angola, 1976-78, jefa de misión de asesoría cubana a la República Democrática de Sao Tomé y Príncipe, 1978. Entrevista realizada por el autor en La Habana, el 27 de diciembre del 2005.
Villasana, Jesús. Cubano, asesor cubano en el Ministerio de Educación de la República de Angola, 1976-79, Entrevista realizada por el autor en la Ciudad de La Habana, el 1 de marzo del 2006.

[xxxvii] Chávez, Justo. Cubano, asesor en el Ministerio de Educación de la República de Nicaragua en 1979-80. Entrevista realizada por el autor en La Habana, el 10 de febrero del 2006; Pinto Contreras, Rolando N. , testimonio citado.

[xxxviii] Pérez Cruz, Felipe de J: (2001): La alfabetización en Cuba: Lectura histórica para pensar el presente. La Habana,  Editorial de Ciencias Sociales, p 109 y ss.
[xxxix] Ferrer, Raúl. (1976). Educación de adultos en Cuba. La Habana, Ministerio de Educación.

[xl]Ferrer, Raúl. (1988). “Prólogo”. En: Pérez Cruz, Felipe de J.: Las coordenadas de la alfabetización, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, p VII
[xli] Ferrer, Raúl (1980): Testimonio al autor
[xlii]Freire, Paulo, Esther Pérez y Fernando Martínez: Ob.cit , p 15
[xliii] Canfux, Jaime, cubano, Presidente de la Cátedra de Educación de Adultos del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC), asesor cubano en el Ministerio de Educación de Guinea Bissau 1978, asesor cubano en el Ministerio de Educación de la República de Nicaragua en 1979-80. Entrevista realizada por el autor en La Habana, el 22 de noviembre del 2005.
[xliv] Betto, Frei (2007): “Cuba: Educación y Neocolonialismo”, Adital , 03-07, http://www.adital.org.          
[xlv] Entendido como presión política ejercida por funcionarios y directivos que fijaba como fin de la educación la obtención de altas calificaciones en las mediciones evaluativas, sin preocuparse por la calidad y eficiencia del proceso pedagógico
[xlvi] Acosta, Dalia (2007): Sociedad-cuba: Un camino de 20 años. Reportaje de IPS, http://cubaalamano.net; El Centro Memorial Dr. Martin Luther King, Jr. cumple dos décadas de vida, Cubarte, http://www.cubarte.cult.cu, 8 de mayo del 2007.
[xlvii] Pérez, Esther (s.a.): América Libre, Argentina, No. 18, Causas y azares, http://www.nodo50.org/americalibre
[xlviii] El CEAAL  coordina casi 200 entidades en 21 países de la región.
[xlix] Esther Pérez publicó en el pasado 2004, el texto “Freire entre nosotros”, donde reivindica la historia de compromiso y trabajo de quienes en el país, han mantenido y desarrollado  el movimiento de educación popular. Ver: Pérez, Esther (2004): Freire entre nosotros. Una experiencia cubana de educación popular. La Habana,  Editorial Caminos.
[l] Mara Monzoni: Apuntes sobre educación popular en Cuba hoy, noviembre de 1996, Documento. Centro de Documentación, CMMLK, La Habana
[li] Romero Sarduy, María Isabel: Nuestra historia. Programa de Formación  Integral de Educadores Populares Documento, CMMLK, La Habana, 2010 (inédito)
[lii] Iden ant. 

[liii] Ver: Mirabal Paterson, Annia: La capacitación de los líderes locales desde la educación popular. una herramienta para la gestión, Grupo de Desarrollo Local, Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, 2004, p 3

[liv] González Rodríguez, Nydia  (2202): Transformando el mundo del aprendizaje a través de la educación popular:   Una experiencia desde la sociedad civil en Cuba”, La UNESCO en el Foro Social Mundial 2002 WSF Paper, www.unesco.org/most/wsf/gonzalez.pdf
[lv] Cátedra de Estudios Comunitarios "Paulo Freire: Documento 2000, Centro Provincial de Superación para la Cultura de Cienfuegos:  http://www.azurina.cult.cu)

[lvi] IV Reunión del Grupo de Alto Nivel de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Periódico Granma, La Habana, 9 de noviembre del 2004.
[lvii] Foro de Sao Paulo: XIII Encuentro del Foro de Sao Paulo, San Salvador, 12-16 de enero del 2007, http://forosaopaulo.fmln.org.sv).

[lviii] Sobre esto Carlos Díaz Marchante afirma: “…el Freire posterior a “Pedagogía del Oprimido” no es muy conocido ni citado por quiene se dedican a estudiar su obra
[lix] Lado, Miguens  (2007): La pedagogía de la revolución. Entrevista a la presidenta de la Asociación de Pedagogos de Cuba,

[lx] Lado, Miguens  (2007): Ob.cit.
[lxi] Aguirre Raya, Dalila A (s.a.).: Psicología de la comunicación en el aula. Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana http://www.ucmh.sld.cu).
[lxii] S.D. Angelo Hernández, Ovidio (2005): Autonomía integradora y transformación social: El desafío ético emancipatorio de la complejidad, Publicaciones Acuario, Centro Félix Varela, La Habana,  p 13´15
[lxiii] Acosta, Dalia (2007): Ob.cit.
[lxiv]Acosta, Dalia (2007): Ob.cit.
[lxv] Pérez, Esther (s.a.): Ob.cit.

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