Observaciones
para el programa de
Metodología
de la Investigación[1]
Prof.
Benjamín Martínez
Correo:
antropologando@gmail.com
Observaciones
para la primera unidad:
“La
episteme como fundamentación metodológica”
Debe ser un primer momento
de reflexión sobre la crisis del pensamiento científico contemporáneo, desde la
óptica del paradigma de la complejidad (Morin, Maturana y similares) y la transdisciplinariedad (Martínez
Miguélez). Realzar la episteme como un proceso de acercamiento a la realidad,
cómo desde el sentir y el diálogo, se concretizan vías de reflexión en función
de la deslegitimación de la distancia positivista dogmática objeto céntrica
(Sujeto – Objeto de investigación), en función de la cercanía, y el encuentro
de las intelectualidades emergentes (sujeto investigador – sujeto
investigador), donde cualquier horizonte reflexivo es atravesado por la ontología
ética que permite la ubicación de los participantes en un proceso de
investigación, reconociendo que cada ser humano protagonista es un intelectual
creativo, explorador de su cultura (Gramsci). Se trata, en todo caso, en
reconocer el potencial de cada uno de los participantes en la producción de un
conocimiento surgido de la reflexividad. De esta manera los procesos de
indagación (en diversos temas de estudio), se generan partiendo de los campos
sociales de interés.
Por ejemplo, un proyecto de
investigación sobre la devaluación monetaria y su impacto en la administración
aduanera, tiene que considerar necesariamente, el momento histórico, las
consideraciones éticas para el abordaje de tal realidad, pero sobre todo los
valores que, generados en las condiciones culturales, determinan la comprensión
de la realidad.
Lo anterior, aunado con las
concepciones económicas (valor, costo y similares), debe tener presente, que
sólo dialogando con ésta y otras dimensiones, desde un enfoque dialéctico (en
tanto crítica permanente de la realidad), es que puede surgir una episteme
capaz de generar la transformación de la realidad. Sólo podremos tener una
metodología óptima en el proceso de aprendizaje, si la consideramos como
dimensión inmanente de lo real, esto es, como sendero inevitable de
conocimiento.
Se propone, por ende:
·
Valorar la
crisis de la retórica positivista como fundamentación idónea de nuevas vías
para la comprensión de lo social.
·
Reconocer el
“paradigma” de la complejidad como vehículo hermenéutico de las racionalidades
que configuran lo social.
·
Asumir el
reto de desmontar el dogmatismo positivista en función de la apertura plural de
la episteme ante las transformaciones históricas que vive la ciencia
contemporánea.
·
Considerar el
conocimiento de cada uno de los participantes como intelectuales con un acervo
histórico, político y cultural indispensable para la generación epistémica en
función de la praxis.
[1] Aportes
para un programa de metodología de la investigación. (pensado desde la ENAHP –
IUT, Febrero, 2012).
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